Los testículos embrionarios durante el primer trimestre
del embarazo son glándulas endocrinas activas que secretan
las cantidades considerables de testosterona necesarias para
masculinizar los genitales externos y los órganos sexuales
accesorios del embrión masculino. Los ovarios, en cambio,
no maduran hasta el tercer trimestre del embarazo. La secreción
de testosterona en el feto masculino disminuye durante el
segundo trimestre del embarazo, no obstante, de manera que
las gónadas de uno y otro sexo son relativamente inactivas en
el momento del nacimiento.
Antes de la pubertad, tanto hombres como mujeres tienen
concentraciones sanguíneas de esteroides sexuales igualmente
bajas —andrógenos y estrógenos—. Al parecer, esto no
se debe a deficiencias de la capacidad de las gónadas para
producir estas hormonas, sino más bien a la falta de estimulación
suficiente. Durante la pubertad, las gónadas secretan más
cantidad de hormonas esteroides sexuales como resultado del
aumento de la estimulación por las hormonas gonadotrópicas
de la adenohipófisis.
Bibliografía:
-Guyton, Arthur (2011). Tratado de Fisiología Médica. España: Elsevier Saunders
-Ira Fox, Stuart (2011). Fisiología Humana. McGraw Hill Interamericana
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